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La idea global: el cannabis es una de las plantas más antiguas conocidas por el hombre con usos recreativos y medicinales. Su uso ha sido estigmatizado en algunas culturas y aún hoy existen mitos y creencias basadas en desinformación. La realidad es que actualmente puede ser una herramienta complementaria para el tratamiento de diversas condiciones médicas.
Por qué es importante: el cannabis ha demostrado ser un adyuvante efectivo en algunas enfermedades para las cuales no existen tratamientos eficaces con la medicina actual. Tiene un gran potencial como planta para usos medicinales además de los múltiples usos que tiene el cáñamo como producto versátil en la sociedad (cosmética, textil, entre otros).
El dato:
- La planta de cannabis tiene más de 500 compuestos químicos y más de 100 de ellos son canabinoides, aunque la mayoría de datos y conocimiento que existe es de solo 2 de ellos: el THC (tetrahidrocannabinol) y el CBD (cannabidiol).
- Todos los humanos tenemos un sistema endocanabinoide responsable de mantener el equilibrio de varios sistemas en el cuerpo (p.ej. el sueño, el dolor, el sistema inmune).
- El cáñamo y el cannabis son plantas diferentes.
En breve: los dos compuestos más conocidos del cannabis (THC y CBD) son utilizados como adyuvantes o tratamiento complementario. El THC reduce el dolor neuropático o crónico, mejora la calidad del sueño, aumenta el apetito en la anorexia, y reduce las náuseas y vómitos por quimioterapia. El CBD tiene propiedades antiinflamatorias, ansiolíticas, antioxidantes, neuroprotectoras, y es capaz de controlar convulsiones en casos de epilepsias refractarias.
En pocas palabras: La triada del uso medicinal del cannabis: seleccionar bien al paciente, prescripción por un profesional formado, y usar un producto regulado (y seguro).
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El pasado 19 de noviembre de 2021, continuamos con el proyecto “Protagonista de tu salud: piensa, siente, haz.”, en colaboración del Ayuntamiento de Pamplona, con una actividad dedicada a Cannabis y mujer.
En esta actividad, que tuvo lugar en el Civivox Iturrama de Pamplona en formato híbrido (presencial y online), contamos con la participación de Maria Fernanda Arboleda y Alejandra Chávez e Ignacio Rodríguez de Cannaenea. La Dra. Arboleda es médica especialista en anestesiología de la UNAM y el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán en Ciudad de México. Además es especialista en dolor crónico y cuidados paliativos, y realizó un postdoctorado de investigación en cannabis medicinal y cuidados de soporte en cáncer, que realizó con la Universidad de McGill, en convenio con Santé Cannabis, clínica líder y especializada en cannabis medicinal en Canadá. Cannaenea es la casa del cáñamo en Pamplona, un local especializado en productos derivados del cáñamo y cannabis, con un espacio para talleres y charlas divulgativas para hacer llegar los beneficios de esta planta a la sociedad.
La actividad comenzó con la intervención de la Dra. Arboleda explicando qué es la planta del cannabis y los mitos vs. realidades asociadas a la misma. A lo largo de la historia el cannabis se ha ido cargando de estigma social y mitos, muchas veces llegando a hablar desde el desconocimiento, y no desde la realidad de los beneficios asociados a esta planta milenaria que lleva utilizándose desde hace siglos para epilepsia o analgesia entre otros.
¿Qué ha pasado si antes se usaba para estar ahora en esta etapa negacionista/prohibicionista?
Esta planta que es una de las más antiguas usadas en la historia pertenece a la familia de plantas cannabáceas concretamente a la especie cannabis sativa. Luego hay subespecies como sativa o indica dependiendo del lugar de donde se obtenga y con diferente morfología. Existen más de 700 subespecies, por ello hablar de algo 100% sativa o indica es casi imposible dado que hay muchos híbridos. Son más conocidas estas subespecies del mundo recreativo, pero desde el punto de vista médico pensar que según la subespecie vamos a obtener un beneficio determinado es incorrecto. El beneficio se obtiene según la concentración de más de 500 compuestos químicos que tiene la planta de cannabis; de todos estos compuestos cada planta tiene aproximadamente 100 compuestos cannabinoides, y de ellos tal vez los más conocidos son el THC (tetrahidrocannabinol) y el CBD (cannabidiol). También son los más famosos, porque son los más abundantes en la planta y los más estudiados en la medicina, es de los que más información hay. En un futuro puede que otros cannabinoides se sigan estudiando y se obtengan datos en seres humanos.
“Todos los seres humanos tenemos un sistema endocannabinoide en nuestro organismo.”
Es un sistema responsable de mantener el cuerpo en equilibrio y tiene acción en: el ciclo de sueño-vigilia, las vías del dolor, la piel, sistema cardiovascular/inmunológico o estado emocional. Para hacernos una idea de la influencia en la salud de la mujer, este sistema está alterado en enfermedades como la endometriosis.
Las propiedades o efectos de la planta de cannabis se valoran según sus dos principales y más conocidos componentes, el THC y CBD. La evidencia científica nos ha mostrado qué características tiene cada uno de ellos.
En primer lugar, el THC, tiene efectos psicoactivos. Hay que vigilar la dosis porque puede producir intoxicación. Si se utiliza en niveles terapéuticos, reduce el dolor neuropático o crónico, mejora la calidad del sueño, aumenta el apetito en anorexia, y reduce las náuseas y vómitos por quimioterapia.
Por otro lado, el CBD aunque también es psicoactivo no produce intoxicación. Tiene principalmente propiedades antiinflamatorias, ansiolíticas (en algunos casos indicados), antioxidantes, neuroprotectoras, y es capaz de controlar convulsiones en casos de epilepsias refractarias. Puede además reducir el efecto psicoactivo del THC, aumentando así la tolerancia.
El cannabis medicinal actualmente es una herramienta que sirve para el control de síntomas de forma complementaria o adyuvante, “no es una droga milagrosa” comentaba la Dra. Arboleda. No cura enfermedades, pero sí controla ciertos síntomas, y no es la primera línea de tratamiento de ninguna patología actualmente, se utiliza en combinación con otros tratamientos.
Es importante que sea recetado por un especialista dado que tiene indicaciones y contraindicaciones específicas, y se ha de elegir bien el compuesto que necesita cada persona—y si realmente lo necesita. En resumen la prescripción de cannabis debe ser responsable, hacerse de manera individualizada, y se deben cumplir estándares de calidad así como tener un respaldo sanitario.
Los productos adquiridos en mercados ilegales pueden estar contaminados y no tener las propiedades que prometen, pudiendo tener consecuencias graves.
¿Por qué el tema del cannabis está tan atrasado y no se investiga? Principalmente porque nos ha tocado la época prohibicionista, durante más de 100 años. Por restricciones regulatorias, se desconoce mucho todavía de esta planta.
En un segundo tiempo intervienen desde Cannaenea Alejandra e Ignacio. Junto a otras personas ellos crearon la cooperativa para desestigmatizar y visibilizar todas las propiedades de esta planta, desde las semillas hasta la fibra del cáñamo. Ellos concebían el CBD más para un uso cosmético en la piel, pero les ha sorprendido como en los últimos meses ha acudido a la tienda gente consultando por problemas clínicos o solicitando información por parte de profesionales especializados en prescripción de cannabis. Explicaron que no encuentran en su entorno gente formada en la prescripción de productos cannabinoides, e incluso creen que falta conocimiento por parte de los profesionales de la salud. Plantearon la posibilidad de hacer formación en conjunto para que se pueda ofrecer a los profesionales de la zona.
Además, desde Cannaenea ven otro problema en torno a la regulación,
“En España solo está autorizado el CBD para uso tópico. No existe autorización médica actualmente en España para otros usos.”
Se plantean que este puede ser también el motivo que dificulta el avance tanto en formación como en el uso medicinal.
Según Ignacio es justamente la ciudadanía la que está solicitando y demandando este avance, tanto en regulación como en formación, sobre todo viendo que en otros países ya es una realidad. Actualmente en Cannaenea se centran en distribuir productos del cáñamo.
Posteriorente volvió a tomar la palabra la Dra. Arboleda para comentar las tres principales diferencias existentes entre el cannabis y el cáñamo. En primer lugar, la forma de la planta, el cáñamo es más alargado y apenas tiene flor. En segundo lugar, el cáñamo tiene muy bajas concentraciones de THC (mientras que el cannabis tiene altas concentraciones tanto de THC como de CBD). Y por último, el cáñamo tiene usos cosméticos, como fibra textil, semillas, y es rica en ácidos grasos esenciales (mientras que el cannabis tiene uso medicinal y recreativo).
Hay 6 enfermedades en las que hoy en día existe evidencia de uso de cannabis medicinal: para el dolor crónico neuropático, la espasticidad en la esclerosis múltiple, los trastornos mentales (ansiedad social y estrés postraumático), las náuseas o vómitos secundarios a quimioterapia, la epilepsia refractaria, y la anorexia o falta de apetito (sobre todo en pacientes con VIH). Probablemente también haya evidencia en la enfermedad de parkinson, aunque todavía queda mucho por estudiar.
Finalmente, en la ronda de preguntas de la mesa redonda se abordaron varias preguntas y comentarios. Se habló sobre las interacciones de los cannabinoides con los tratamientos médicos convencionales. Se desmintió el mito de que el cannabis no produce interacciones medicamentosas “por ser una planta” (THC y el CBD, al metabolizarse por el hígado, pueden hacer que haya múltiples interacciones). Las interacciones realmente significativas en la práctica clínica son con la warfarina (un anticoagulante). Además, el CBD, que está aprobado en algunos países al 98% para epilepsia interactúa con clobazam/ácido valproico (antiepilépticos). Estas interacciones no son contraindicaciones, pero requieren un control y monitorización analitica específica durante el tratamiento.
Además tanto el THC como el CBD pueden producir efectos secundarios al igual que otros medicamentos. Los 3 efectos secundarios más frecuentes de ambos son somnolencia, mareo, y boca seca.
Otras preguntas que se abordaron fueron sobre la regulación del cannabis en el mundo. Solo hay dos países en el mundo que han legalizado el uso completamente, el primero fue Uruguay en 2013 y el segundo Canadá en 2018. Fuera de esto hay 30 países que han regulado el uso de diferentes situaciones, bien solo medicinal o bien solo recreativo.
En diciembre de 2020 siguiendo las recomendaciones de la OMS la comisión de estupefacientes de la ONU eliminó el cannabis de la lista IV de 1961. Esta lista incluye las sustancias más perjudiciales y sin potencial médico reconocido. De esta manera se reconoció el potencial médico del cannabis. La era prohibicionista del cannabis empezó en el siglo XX por motivos de política, racismo, y tensiones socioeconómicas. Actualmente en países como México hay un reglamento emitido en 2021 que lo autoriza para fines médicos, pero está en el papel, y no hay nada en la práctica clínica porque no hay productos distribuidos legalmente. No está prohibido, pero tampoco está regulado, de forma que se introducen productos con CBD nutricionales como tratamientos médicos. Hay una explosión de productos con CBD pero no puede afirmarse que curen o sean tratamientos efectivos.
En cuanto a la investigación, también varía en cada país según las limitaciones regulatorias. Hay muchas áreas de debate en cuanto a la investigación con cannabis porque, en general, los estudios que hay son pocos y se han hecho en grupos reducidos de pacientes; tampoco se conoce a largo plazo qué efectos pueda tener el cannabis o qué efecto pueden tener los otros compuestos de la planta, o la falta de medicamentos estandarizados/seguros. La realidad es que se está extendiendo su uso por ejemplo en diferentes tipos de dolor, cuando solo hay evidencia para el dolor neuropático.
“La necesidad va más rápido que las investigaciones, que sufren de ser muy costosas y con muchas limitaciones regulatorias.”
En cuanto a la evidencia existente en salud de la mujer, la Dra. Arboleda explicó que en endometriosis hay evidencia para tratar el dolor pélvico en animales con THC. Así mismo, sabemos que el sistema endocannabinoide de las mujeres con endometriosis está alterado, están disminuidos los niveles de cannabinoides en el tejido endometrial. En la práctica clínica se usa, pese a que solo hay evidencia en animales, las mujeres que lo usan en estudios observacionales les sirve para el dolor, mejorar calidad de sueño, o tomar menos analgésicos.
Por último, se abordó el uso del aceite con CBD que se distribuye en tiendas por ejemplo como Cannaenea. Desde el público solicitaron información sobre qué beneficios terapéuticos puede tener. La Dra. Arboleda explicó que es principalmente un antiinflamatorio y tiene algo de efecto ansiolítico. El problema que ella ve es que se ha de hacer investigación en los productos específicamente o bien hacer una formulación magistral que asegure que la dosis de CBD es una en concreto e investigar su efecto.
En Canadá el cannabis se administra en jeringa y en mililitros para que la dosis sea precisa, porque diluido a veces no se garantiza su efectividad, algo precisamente importante con el THC. Muchas veces se empieza con CBD y tienen que terminar incorporando el THC para controlar mejor el dolor.
A la gente del público le interesaba conocer qué concentración mínima se necesita para tener un efecto terapéutico. Muchos aceites comercializados son “full spectrum” que significa que se introduce la planta entera con todos sus componentes para así lograr más efecto pero eso es algo que está por estudiar. Lo importante es conocer la concentración en mg/mL y no tanto el porcentaje en sí. Con los mg/mL se calcula la dosis y se inicia en general entre 1-2 mg/mL de THC al día.
En conclusión, para el uso medicinal del cannabis se debe cumplir con la tríada imprescindible: 1) elegir correctamente al paciente, 2) elegir un profesional formado, y 3) tener un producto seguro y regulado.
La triada del uso medicinal del cannabis: seleccionar bien al paciente, prescripción por un profesional formado, y usar un producto regulado (y seguro).
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